CAPITULO II
LA I INTERNACIONAL
Nacida en 1864 expresa la fase en que el proletariado como clase en si, tiende frente a la durísima presión del régimen burgués a organizarse como clase por si.
La I Internacional implica de hecho la agrupación organizativa de sindicatos y partidos, en una organización donde el proceso de formación del proletariado como clase coincide con la etapa de desarrollo mas dura y difícil del capitalismo, aquella donde la actitud revolucionaria del proletariado era un producto espontaneo.
Sobre esta base el proceso de formación de la I Internacional, es el proceso de formación del proletariado como clase por si. La Comuna de Paris y la Revolución Española de los años 70 del siglo XIX, marcan la crisis de la I Internacional.
El coflicto entre bakunistas y marxistas, expresa la contradicción entre el desarrollo organizativo del movimiento obrero y las limitaciones políticas determinadas por el modelo organizativo sobre el que se forma la I Internacional.
El anarquismo, primera forma pequeño burguesa del movimiento obrero y expresión de las limitaciones y contradicciones del mismo, se transforma en un obstáculo objetivo para el desarrollo y afirmación del proletariado como clase para si. Sobre este punto la I Internacional constituye una primera e imprescindible etapa, en la transición de la clase obrera desde la situación de clase en si a la situación de clase por si.
El desarrollo capitalista de los años posteriores a la contrarrevolución de 1849-50, marca la fase en la cual el movimiento obrero curtido por la derrotas afirma su independencia organizativa frente al democratismo burgués, sentando las bases materiales de su independencia política, que le permitirá algún día emanciparse como clase.
Marx y Engeis forman el frente único a nivel internacional, frente que acabara quebrándose por el carácter consustancialmente nacional del sindicalismo y del anarquismo, con independencia de su internacionalismo coyuntural, que les lleva a formar parte de la Internacional.
Cuando Bakunin crea la crisis en el seno de la I Internacional, lo hace apoyando el paneslavismo y acusando a Marx de nacionalismo pangermano, típica forma de argumentar politicamente de los pequeño burgueses, que proyectan su nacionalismo burgués sobre otros para justificar la subordinación del movimiento obrero al nacionalismo pequeño burgués. El derecho a la autodeterminación no es un imperativo categórico por si mismo progresista y revolucionario. Tan solo cuando sirve para emancipar a las fuerzas productivas del particularismo político o económico de la propiedad privada; tiene valor el derecho de autodeterminación como emancipador e impulsor del desarrollo de las fuerzas productivas.
La autodeterminación bakunista era simplemente un fortalecimiento del régimen autocrático zarista, a costa de los regímenes de Alemania y Austria, también autocráticos pero menos ajenos al desarrollo burgués de las fuerzas productivas, y con una base social autocrática mucho menos solida que Rusia.
En Rusia el movimiento obrero prácticamente no existia, tan solo en Alemania y Austria comenzaba a forjarse un potente movimiento obrero. Marx tenia razón en sus criticas frente a Bakunin, no solo por los errores coyunturales de Bakunin y los aciertos de Marx, sino porque Bakunin representaba a la pequeña burguesía y al proletariado sin una conciencia de clase proletaria, en tanto que Marx representaba los intereses generales del proletariado como clase, siendo por tanto el representante indiscutible del proletariado como clase para si, del proletariado como clase consciente de su papel y de su situación.
En esencia la I Internacional fue el proceso de organización del proletariado como clase por si, a escala internacional. Resulta divertido el argumento de Pilar Calvo en su introducción al primer tomo de la Historia de la I Internacional de Editorial Fundamentos, cuando resta importancia a la I Internacional. Bien se ve de donde ha recibido Pilar Calvo su formación política y militante. Una organización que destruyo la III Internacional, que identifica el internacionalismo proletario con el nacionalismo de la burrocracia soviética, y que por si fuera poco cuando tiende a dejar de ser estalinista, lo hace abandonando la defensa de la URSS y sumándose al carro del nacionalismo burgués.
Sintetizando y pasando de los traidores estalinistas hoy en descomposición y putrefacción, debemos señalar que la I Internacional marca el fundamento de la organización del proletariado como clase por si, en tanto que la crisis de la misma implica la necesidad para la clase obrera de pasar a una fase superior, tras la contrarrevolución burguesa que aplasto a la Comuna.
Esta fase superior que comienza con la II Internacional aun no ha concluido.