El Programa de la Quinta Internacional – CAPITULO IX

CAPITULO IX

VISION HISTORICA DEL PROBLEMA DE LA DIRECCION REVOLUCIONARIA

La dirección revolucionaria es el eje central del proceso de desarrollo del proletariado como clase, siendo planteado en el propio Manifiesto Comunista, donde se afirma la necesidad de que el proletarido se convierta en partido para poder realizar la revolución proletaria. El problema fue abordado por Marx y Engeis, los cuales consideraron el proceso de desarrollo del proletariado como clase por si, como una primera etapa del proceso de transformación del proletariado en clase para si. Pero fue Lenin el primero que abordo y resolvió el problema practico de la transformación del proletariado en partido, tal y como se plantea en el Manifiesto Comunista. No vamos a justificar la necesidad de la dirección revolucionaria, partiendo de una comparación por analogía con las revoluciones burguesas, pues ello en definitiva es algo que ya ha sido señalado y planteado multitud de veces.

A lo largo de los capítulos anteriores, el lector habrá podido constatar los problemas de la dirección revolucionaria, asi como el hecho de que la crisis de la misma sea en la etapa actual el problema fundamental de la humanidad.

Debemos indicar que a nivel histórico el problema de la dirección revolucionaria ya ha sido planteado a lo largo de los capítulos anteriores, motivo por lo cual hemos decidido abordar el problema de la dirección revolucionaria, desde una perspectiva distinta a la que hemos planteado hasta ahora.

Vamos a abordar el problema de la dirección revolucionaria como el proceso dialéctico a través del cual el proletariado se transforma en clase para si, superando irreversiblemente el estancamiento de la contrarrevolución democrática y democratico-burguesa, que tiende a determinar un proceso de degeneración histórica del proletariado como clase y de la humanidad, conduciendo inexorablemente en función de desarrollo dialéctico de la contrarrevolución al triunfo de la contrarrevolución fascista, que implica un gigantesco proceso de involución histórica de la humanidad al abismo sin fondo de la dictadura totalitaria de la burguesía.

Si la degeneración democrática o pequeño burguesa de la revolución proletaria no se hubiese producido, el desarrollo de la lucha de clases contra el burocratismo y las tendencias pequeño burguesas, hubiesen conducido a la transformación de la URSS en Estado Obrero Antinacional y al desarrollo organizativo del centralismo ideológico, como superación de las contradicciones del centralismo democrático.

Tenemos que Trotsky en su obra «La Revolución Traicionada», ha planteado que la degeneración histórica de la URSS, obedecía a causas históricas objetivas, que no hubiesen alterado su desarrollo aunque en el XII Congreso del Partido Bolchevique el hubiera seguido la voluntad de Lenin. Sin embargo Trotsky tuvo aqui la ultima vacilación centrista de su vida, y también la mas grave. El permitió que Stalin usurpara la voluntad de Lenin, con la excusa de no provocar graves divisiones en el partido.

Si Trotsky hubiera hecho lo que Lenin queria que hiciera, en lugar de llegar a un vergonzoso compromiso con el triunvirato formado por Zinivief, Kamanef y Stalin, entonces la URSS no se habría degenerado y hoy el capitalismo habria desaparecido por completo, pudiendo decirse que estaríamos en la sociedad comunista.

En consecuencia podemos decir que si en el XII Congreso del Partido Bolchevique en 1923, Trotsky no hubiese caido en la vacilación centrista de ceder a un compromiso con el triunvirato, en el dia de hoy, 9 de marzo de 1986, la humanidad entera vivirla en el marco de una sociedad comunista.

El dia que Trotsky heredero de Lenin e investido por este de su autoridad revolucionaria (en función del pacto concluido con el poco antes de su muerte y de su propia actividad revolucionaria) no asumió el papel que le correspondía indiscutiblemente como sucesor de Lenin con todas sus consecuencias, la contrarrevolución democrática o pequeño burguesa obtuvo el derecho a aplastar a la revolución proletaria o socialista, creando las bases para el triunfo de la contrarrevolución fascista.

La labor de Trotsky fue entonces luchar por salvaguardar la continuidad de la tradición revolucionaria del proletariado, hasta morir en defensa de ella. La función de la IV Internacional con independencia de la muerte de Trotsky y de la crisis de la misma, ha sido la de sentar las bases para que sea posible aunque de forma precaria la salvaguardia de la continuidad, que en un próximo periodo histórico permitirá la restauración de la dirección revolucionaria.

De una dirección revolucionaria indegradable porque sera la materialización organizativa del proletariado como clase para si, fundamentada sobre el centralismo ideológico, como expresión organizativa del materialismo dialéctico.

El proceso de construcción de la dirección revolucionaria, culmina cuando el proletariado como clase se organiza sobre la base del centralismo ideológico. Las crisis y contradicciones de este proceso histórico, vienen expresadas por todos los obstáculos que se interponen en la realización organizativa del materialismo dialéctico.

La V Internacional constituye la realización organizativa del materialismo dialéctico, el cual determina el centralismo ideológico, que debió de producirse entre la decada de los años veinte y treinta, de no haber tenido lugar la degeneración del Partido Bolchevique. El lector habrá podido darse cuanta de que hemos planteado y definido la visión histórica del problema de la dirección revolucionaria.

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