Es de señalar que las revoluciones biológicas coinciden con las
revoluciones geológicas, siendo las revoluciones geológicas la fuerza
motriz que da nacimiento a la materia viviente y la causa
desencadenante de las revoluciones biológicas.
Las revoluciones geológicas provocan las revoluciones biológicas,
dando lugar por tanto a revoluciones ecológicas, que expresan el
conjunto de transformaciones que sufre la corteza terrestre en su
conjunto.
En cada revolución ecológica hay una enorme cantidad de mutaciones.
Una parte de ellas se reducen a un mínimo, otra parte se estabiliza
y, sigue una reducción progresiva de las mutaciones que tienen lugar.
La selección natural actúa como elemento regulador que determina la
distribución y pervivencia de nuevas especies y subespecies, así como
de las antiguas especies y su supervivencia. El mecanismo de este
proceso es la revolución ecológica provocada por las modificaciones
geológicas del planeta, lo cual determina una reacción cinéticamente
activa generalizada respecto al medio; en tanto que la selección
natural determina la cantidad de especies nuevas y viejas que
pueden sobrevivir en el nuevo medio, así como su distribución en
función del grado de adaptación y especialización ecológica.
La especialización ecológica determina el nivel de capacidad
evolutiva que una especie ha consumido en su desarrollo, en tanto que
la adaptación ecológica indica la capacidad de supervivencia
desarrollada por una especie; en función de ello podemos considerar
la adaptación de una especie como la capacidad de respuesta
cinéticamente activa frente a la erosión o presión del medio sobre la
misma. Una especie puede tener un elevado Índice de especialización,
lo que implica una hiperadaptación al medio en que vive, que de
producirse un cambio en el medio ecológico la llevaría a la extinción
o a una notable reducción.
Así tendríamos especies recesivas, como serian las pertenecientes a
los reptiles, los cuales estaban en su mayoría altamente
especializados, lo que motivo que de los mismos sobrevivieran las
especies marginales y poco especializadas en relación al grueso de
los reptiles. Tenemos en el caso de los reptiles la situación en que
se encuentran las especies dominadoras del medio por hiperadaptación,
lo que se hace que cuando se produzcan cambios ecológicos profundos
se produzca una extinción masiva de las mismas, lo que dio lugar a un
gigantesco desarrollo de especies terrestres no especializadas que
ocupaban zonas ecológicas marginales, como era el caso de los
mamíferos.
Los reptiles menos especializados situados en las zonas terrestres
marginales, realizaron la mutación transformándose en mamíferos, esto
tuvo lugar en el marco de una serie de cambios geológicos y
ecológicos marginales, que precedieron a la revolución ecológica que
determino el desarrollo de los mamífero y extinguió a los reptiles.
El objetivo que nos proponemos ahora es determinar el desarrollo de
la conciencia a partir del proceso evolutivo de la materia viviente,
entendiendo este desarrollo en su múltiple sentido. Por ello nos
centraremos en la linea evolutiva de la materia viviente en general,
la cual tiene su raíz ontológica en el principio de conservación de
la energía, que en la materia compuesta se expresa como principio de
conservación de la forma.
Ahora vamos a analizar el principio de finalidad en la naturaleza, lo
que a su vez nos exige el eliminar el azar como causa ontológica del
proceso evolutivo dejándolo reducido al papel de causa
fenómeno lógica. Para los científicos, sociólogos y filósofos
burgueses, así como para los que hacen una interpretación mecanicista
del materialismo dialéctico, esto es metafísica. Sin embargo
metafísica, es eludir una interpretación materialista del principio
de finalidad, metafísica es negar nuestra capacidad para conocer la
realidad tal cual es, metafísica es el positivismo y sus subproductos
que pretenden subordinar el conocimiento al particularismo social de
la propiedad privada. Una ultima cuestión seria: ¿cual es la necesidad
de establecer un concepto de finalidad en el universo? La respuesta
es que sin establecer un sentido teleológico materialista, no podemos
destruir en una concepción científica, los últimos residuos de
idealismo. Pues la teleología metafísica o idealista, es el reflejo
antropomórficamente deformado del principio de conservación de la
energía, que se realiza en el devenir dialéctico de la materia. La
negación del concepto de finalidad, no implica la superación
materialista del mismo, pues el principio de finalidad no es
fenomenológico sino ontológico.
Por tanto el principio de finalidad subyacente a todas las formas
evolutivas generadas por el incesante devenir dialéctico de la
materia, es la conservación de la energía, siendo todos los productos
generados por el devenir dialéctico de la materia, la manifestación
fenomenológica del principio de conservación de la energía, que se
realiza en el incesante devenir dialéctico de la materia.
El devenir dialéctico de la materia viviente, define el desarrollo de
una superestructura compleja, al pasar de los organismos unicelulares
a los organismos pluricelulares. El desarrollo de los organismos
pluricelulares, plantea la cuestión de si estos organismos se
desarrollaron a partir de organismos unicelulares altamente
desarrollados y especializados, o a través de organismos unicelulares
escasamente especializados y con una estructuración celular poco
desarrollada; en una palabra a partir de masas de materia viviente,
con posiciones poco definidas en su interior. Planteo ello porque los
organismos unicelulares, parecen organismos muy especializados
ecológicamente, para poder producir la formación de organismo
pluricelulares.
Aquí tenemos la doble expresión de desarrollo desigual y combinado,
así como el problema de la interacción entre la materia viviente. Si
partimos de la hipótesis de que el conjunto de transformaciones
energéticas realizadas por la materia viviente, generan un campo de
fuerza bioplasmico que interconectaria a los respectivos organismos
que forman la biomasa y, que intercambian entre si energía
bioplasmica formando una unidad ecológica con el medio
inorgánico, tenemos un punto de partida para comprender la evolución.
Este campo de energía bioplasmica constituye la memoria colectiva de
la materia viviente, en tanto que la memoria particularizada de cada
especie, viene determinada por la información genética contenida en
los ácidos nucleicos (ADN y ARN). Este campo bioplasmico refleja en
su conjunto, la totalidad de los procesos que tienen lugar en la
biomasa de la Tierra. La evolución no es un proceso individual de los
organismos vivientes si no de carácter colectivo, siendo la
confrontación fenómeno lógica o particularizada de le evolución
biológica a través de las especies, la forma en como se realiza el
proceso colectivo de la evolución, o sea el principio implícito de la
conservación de la energía, que se realiza en la materia viviente a
través del desarrollo de estructuras biológicas cada vez mas
complejas.
Podemos por tanto asumir y comprender la evolución en su totalidad,
como un proceso cuya complejidad particular, tiene como base la
interacción energética de todos los organismos particulares que
forman la biomasa terrestre, a través del campo bioplasmico por ellos
generado.
Tenemos pues una teoría de la evolución, que supera y al tiempo
integra la teoría mecanicista de la evolución fundamentada sobre la
selección natural.
Con este primer paso al frente abrimos una ruta para resolver el
problema, de porque el azar, no determina unas formas de evolución en
lugar de otras. La evolución de la materia viviente es un proceso de
adaptación colectiva de la misma, a los cambios que tienen lugar en
el medio que la contiene. En una segunda etapa es la propia materia
viviente quien determina su proceso evolutivo acumulando información
genética de forma colectiva. La cual interactua a través del campo
bioplasmico de la biomasa.
La variedad de las formas evolutivas, hasta llegar a la especie
humana, es el proceso de adaptación creciente y perfeccionada de la
materia viviente al medio que la contiene hasta llegar a una etapa
situada entre los peces y los anfibios, a partir de los reptiles
expresa el desarrollo intrínseco de la materia viviente que tiende a
dominar y transformar el medio que la contiene, alcanzando esta meta,
cuando desarrolla el nivel de autoconocimiento de si misma que la
transforma de materia por si (viviente) en materia para si
(inteligente).
En estas condiciones el proceso de formación de la conciencia, se
manifiesta como un proceso de complejización y especialización
morfológica de los organismos pluricelulares. Especialización
morfológica, que determina el desarrollo particularizado de
subsistemas vivientes dentro de sistemas vivientes.
El proceso de individualización morfológica de los sistemas
vivientes, representa el desarrollo de la percepción y del proceso de
autodiscriminación perceptiva que conduce al nacimiento de la
conciencia.
En este aspecto la regulación particularizada del sistema, establece
que las formas vivientes tienen dos tipos de movimiento, que son el
movimiento vegetativo y el motriz.
La movilidad vegetativa constituye la reproducción y el crecimiento,
la movilidad motriz constituye el desplazamiento del organismo por
sus propios medios, a través del medio en el que vive.
Esta movilidad en el caso de existir capacidad motriz, constituye una
variable independiente, en tanto que existe la movilidad objetiva o
variable dependiente del sistema viviente respecto al medio, que
expresa el desplazamiento del sistema viviente por la acción
colisionante e impactante de movimientos que tienen lugar en el
medio, y que al colisionar sobre los sistemas vivientes contenidos en
el mismo, producen un desplazamiento de dichos sistemas vivientes.
Dejando aparte la movilidad del medio sobre los sistemas vivientes,
que afectan a todos los entes contenidos y constituyentes del medio,
sean o no materia viviente, tenemos dos tipos de movimiento:
1) El movimiento vegetativo que incluye los de crecimiento y
renovación celular, que coincide con la reproducción a nivel
microbiológico.
2) El automovimiento del sistema viviente a través del medio que lo
contiene.
El desarrollo morfológico de los vegetales se fundamenta en el
movimiento vegetativo, expresado a un nivel macrobiológico.
Una vez fijada la cuestión hemos de señalar que la motricidad o
semimotricidad, se da en un proceso de autonomización del sistema
viviente, conduciendo a la aparición de la percepción especializada.
Dentro de la locomoción hay que distinguir la locomoción en un medio
fluido, que es la mas antigua y, la locomoción sobre la superficie de
la Tierra. La locomoción sobre la superficie de la Tierra, se puede
efectuar de forma reptante como ocurre con los ofidios y los
invertebrados carentes de exoesqueleto como las lombrices.
A este respecto dentro del proceso evolutivo habría que señalar, que
los insectos en particular y los artrópodos en general, carecen de un
sistema cerebroespinal, por lo cual sus movimientos y su percepción
se efectúan sobre una base ganglionar, que define de un modo
altérnente especializado, el desarrollo de una configuración motriz y
perceptiva.
En este aspecto la evolución de los sentidos implica, que en la
transición de los organismo pluricelulares a cordados y artrópodos,
se produce la bifurcación en dos sentidos. Los artrópodos tienen un
sistema metamérico caracterizado por:
1) Costa de un par de ganglios supraesofágicos o cerebroides.
2) Los ganglios supraesofágicos o cerebroides están conectados con
un par de ganglios subesofágicos.
3) De los ganglios subesofágicos parte la cadena nerviosa central,
formada por un par de ganglios para cada metamero, unidos entre si
longitudinal y transversalmente como una escalera de cuerda.
4) Es raro sin embargo que la metamería sea completa; a lo sumo
existen reducciones y contracciones de ganglios, tanto en el sentido
longitudinal, por fusión de los pertenecientes a los segmentos
próximos, como en el sentido transversal por fusión del ganglio
derecho con el izquierdo de cada par.
De momento vamos a indicar las cualidades de los cordados que serian:
1) Grupo de metazoos.
2) Poseen simetría lateral durante toda su vida o solo en el periodo
embrionario y juvenil.
3) Tienen el cuerpo total o parcialmente recorrido por tres órganos
axiles, que, partiendo de la parte dorsal a la ventral son: a) el eje
del sistema nervioso, b) la cuerda dorsal, c) el tubo digestivo.
La cuerda dorsal es un asta de apoyo semirrígida y elástica, que
atraviesa en toda su longitud el cuerpo del embrión y, en ciertos
grupos también el adulto; esta formada por gruesas células
vacuoladas, encerradas en una sola vaina. Debajo de ella se acopla la
musculatura, que en los vertebrados es metamera, o sea constituida
por una serie de segmentos musculares repetidos a lo largo del
cuerpo, a izquierda y derecha de la cuerda.
Antes de pasar a un desarrollo en profundidad de las cuestiones
planteadas, señalaremos el carácter de los metazoos u organismos
pluricelulares:
1) los organismos pluricelulares se caracterizan por la división de
las células en función de la división fisiológica del trabajo.
2) La primera diferenciación celular se produce por la distinción
entre un estrato externo, llamado hoja dermal, que pone el organismo
en contacto con el exterior y cuya función es protectora y sensorial;
y un estrato interno u hoja gastral, con función digestiva.
3) Entre ambos estratos el interno y el externo o dermal, se halla
una capa intermedia que interviene en el sostén y difusión de las
sustancias metabólicas.
4) Esta separación de estratos se manifiesta ya desde el estado
embrionario al formarse las hojas endodérmicas, mesodérmicas y
ectodérmicas.
5) En la capa intermedia mesodérmica pueden formarse cavidades
celomáticas, por lo que los metazoos se clasifican en celomados y
acelomados, según tengan o no dichas cavidades.
6) Los grupos primitivos acelomados están organizados según una
simetría radial o bilateral doble, derivada de la radiada y que se da
siempre en los metazoos superiores.
7) Los metazoos se dividen en radiados y bilaterales.
8) Los radiados comprenden los poríferos, celentéreos y tenoforos.
9) Los bilaterales se subdividen en: a) protóstomas, cuando la
abertura oral deriva del blastóporo y b) denterostomas si la
abertura oral tiene otro origen.
10) Los protóstomas incluyen a: a) artrópodos, b) moluscos, c)
plantelmintos, d) anélidos, e) rotíferos, f) nemertinos, g)
quinorrincos, h) equiurídos, i) onicóforos, j) priapúlidos, k)
nematodos, 1) tentaculados, m) sipuncúlidos, n) tradígrados, o)
linguatúlidos, p) endoproctos.
11) Los denterostomas comprenden los: a) quetognatos, b)
pterobranquios, c) enteropneustos, d) equinodermos, e) cordados.
Vamos ahora a tratar de establecer una relación evolutiva a partir de
aquí, abordando la evolución desde la perspectiva del desarrollo de
la percepción y motricidad.
Tenemos en primer lugar las telofitas configuradas por algas,
bacterias y hongos; vegetales inferiores poco especializados, a
diferencia de los vegetales superiores altamente especializados y con
un bajo potencial evolutivo.
La transición entre la vida vegetal y animal parece estar
representada por los euglenoideos. Tenemos tres tipos diferenciados la
euglena, la astacia y el colacium.
El colacium, es el mas próximo al tipo vegetal, siendo inmóvil, salvo
en su fase de zoospora o sea como
célula reproductora; posee una pared de células gelatinosas y
contiene la clorofila en corpúsculos diferenciados llamados
cloroplastos. Durante la fase reproductora se desprende del colacium
la zoospora, y como célula sexual se desplaza en el medio acuoso
donde vive con ayuda del flagelo.
Luego tenemos la euglena la cual contiene clorofila y se proporciona
su alimento, moviéndose gracias al flagelo, posee una membrana
exterior replegada, pero carece de pared celular y toma el alimento y
expulsa los desechos por una especie de embudo llamado citostoma.
Finalmente esta la astasia que posee en común con la euglena el
núcleo, tiene el flagelo, la mancha ocular, el citostoma, la vacuola
pulsátil y la membrana exterior plegable, pero carece de cloroplasto,
con lo cual se acerca mas a los animales.
Concluyendo podemos decir que el esquema seria aproximadamente el
siguiente: las bacterias y algas azules, que forman un grupo de
protistas primitivas por carecer de núcleo diferenciado; dieron lugar
a nuevas formas con núcleo diferenciado pero sin tejidos. Algunas de
estas formas tomaron el camino del reino animal formando los
protozoos, otras se transformaron en algas, siendo los hongos con
toda probabilidad la representación de una linea extrema intermedia
entre las algas y los protozoos.
Con lo cual partimos de que la transición de la vida vegetal a la
animal, tuvo probablemente su origen en las bacterias como grupo
menos especializado y con mayor potencial evolutivo, del que
partieron los protozoos; entre los cuales los mas especializados
configuraron las algas azules.
El desarrollo de los sistemas histológicos condujo en el caso de los
protozoos a la aparición de los animales y, en el caso de las algas
el desarrollo histológico, condujo a la formación de las plantas
superiores.
De esta forma tenemos ya claramente expresado el proceso evolutivo y,
volvemos a encontrar las lineas básicas que presiden el mismo, como
son que las formas menos especializadas determinan en función del
desarrollo desigual y combinado, la formación de nuevas
configuraciones morfológicas de la materia viviente.
Así tenemos bacterias y protozoos como elementos transícionales a los
animales, y a partir de aquí tendríamos que determinar la
configuración de las otras especies. Sin embargo como nuestro
objetivo era de carácter ilustrativo, vamos a tomar la linea
evolutiva a partir del medio y de las funciones de los sentidos.
Los sentidos podrían determinarse rigurosamente no como es habitual,
sino en función de su naturaleza especifica, por ello vamos a realizar
una primera aproximación partiendo de las siguientes percepciones:
1) Percepción visual.
2) Percepción auditiva.
3) Percepción calórica.
4) Percepción táctil.
5) Percepción bioquímica o irritabilidad.
6) Percepción olfativa.
El desarrollo de este conjunto de percepciones llevara finalmente a
la séptima percepción o percepción psíquica.
De estas seis percepciones, la percepción visual, auditiva y olfativa
representan el desarrollo de una superestructura morfológica. En
tanto las percepciones táctil, bioquímica y calórica, son las tres
percepciones indisolublemente asociadas a la materia viviente,
formando una unidad indivisible con la misma. De forma que la
percepción visual expresa un desarrollo de la percepción calórica, la
percepción auditiva de la táctil y la percepción olfativa de la
bioquímica. El gusto forma parte de la percepción bioquímica, siendo
un proceso de desarrollo evolutivo de la irritabilidad que da lugar a
la formación de las papilas gustativas. Quizá las papilas gustativas
sean un de las superestructuras sensitivas mas antiguas.
Cada una de estas percepciones corresponden de hecho, al conjunto de
impactos y colisiones que tienen lugar entre la materia viviente y el
medio que la contiene.
Así tomando las tres sensaciones primarias la bioquímica, la táctil y
la calorífica; tenemos que la táctil expresa el conjunto de impactos
y colisiones macroscópicos, la calorífica los impactos y colisiones
causados por los fotones y partículas de alta velocidad que al
impactar sobre la materia viviente generan la sensación calorífica;
finalmente en el caso de la sensación bioquímica, esta es causada por
la reacción química de la materia viviente al entrar en contacto con
otras sustancias.
En el caso de la sensación bioquímica caben dos reacciones, que son
la inhibición y la excitación.
En una definición mas rigurosa de la sensación, podríamos agrupar a
estas en función de los tipos de manifestación energética que les
corresponden:
1) La percepción calórica que corresponde a la energía
electromagnética.
2) La percepción táctil que corresponde a la energía mecánica.
3) La percepción bioquímica o irritabilidad que corresponde a la
energía química.
La energía electromagnética viene determinada por el movimiento de
las partículas subatómicas, la energía química por el movimiento de
átomos y moléculas y la energía mecánica por los movimientos
macroscópicos de la materia. Tenemos pues determinada la relación
entre los tipos de movimientos de la materia y las sensaciones que
corresponden a dichos movimientos. Partimos por tanto de tres
sensaciones fundamentales, que se corresponden con fenómenos físicos
y químicos, existentes con independencia de la existencia de la
materia viviente, pese a lo que digan los positivistas, los
agnósticos y los idealistas objetivos y subjetivos. siendo estos tres
fenómenos (físicos, químicos y mecánicos), los que determinan las
tres sensaciones o sentidos primarios.
El sentido de la vista se fundamenta sobre el fenómeno de la
reflexión electromagnética, y que se subdivide en reflexión general o
luminancia y reflexión selectiva o crominancia. El sentido del olfato
que capta la emisión de partículas orgánicas, las cuales debido a que
se mueven en el sentido de las corrientes de aire o de agua, permiten
determinar la orientación de la fuente recurriendo al sentido del
tacto que establece la dirección de la corriente así como el sentido;
de no haber corrientes de aire o agua teniendo en cuenta que existe
un centro emisor que desprende una serie de partículas orgánicas, a
medida que se acerca a la fuente emisora crece la intensidad, y
disminuye a medida que se aleja. Entendiendo intensidad como densidad
de partículas orgánicas desprendidas por la transpiración del
organismo en cada volumen de aire o agua, densidad que crece al
acercarse al organismo y disminuye al alejarse. La transpiración de
los organismo se fija ademas en los objetos que entran en contacto
con ellos, constituyendo los rastros olorosos dicha fijación.
El sentido del oído expresa el desarrollo de la sensación táctil,
dando lugar a la formación una estructura histológica, capaz de
apreciar las vibraciones acústicas que provoca el movimiento de los
objetos inmersos en el aire.
Hay que señalar que los sentidos se diferencian de las sensaciones,
en la medida en que el sentido implica el desarrollo de una
superestructura histológica, que permite apreciar toda una serie de
matices diferenciados, en tanto que la sensación puede no expresar
estos matices diferenciados.
El desarrollo del sistema nervioso aferente es inseparable del
sistema nervioso eferente, siendo la unidad de ambos sistemas en la
acción respecto al medio exterior, lo que Pavlov denomina reflejos
condicionados.
La motricidad y la percepción están indisolublemente unidas a la
materia viviente; aquí debe distinguirse como cualidad de la materia
viviente la automotricidad, que inicialmente se manifiesta como
reproducción.
Todo lo cual nos lleva a abordar un tema que ya hemos indicado
anteriormente, el campo bioplasmico generado por la biomasa. Este
campo bioplasmico se mezcla con el campo plásmico generado por el Sol
al colisionar sus rayos con la atmósfera terrestre. La diferencia
entre el campo plásmico físico y el biofísico, es que ademas de la
menor densidad del biofísico, este ultimo es un campo plásmico
modulado por el conjunto de procesos bioquímicos diferenciados que
tienen lugar.
Para los que conocen el fenómeno físico de la amplificación
electrónica, donde una corriente de intensidad constante al ser
modulada por una pequeña corriente variable, da lugar a un efecto de
amplificación es posible que lo que vamos a decir les resulte
familiar. Es posible que quizá ocurra algo semejante en la Tierra
cuando las partículas ionizadas entran en contacto con las capas
inferiores de la atmósfera y la corteza terrestre, haciendo estas de
ánodo o colector y las otras de electrodos auxiliares, siendo quizá
la atmósfera quien al ser polarizada por el campo bioplasmico de la
biomasa hace de base o electrodo de mando produciendo el efecto
amplificador.
El campo bioplasmico actúa de esta forma como un conjunto donde la
totalidad de los seres vivos están interconectados y, que en función
de esta interconexión regulan y ajustan los desarrollos generalizados,
determinando la evolución como un proceso gigantesco, donde no se
trata de mutaciones al azar -que son la excepción y no la regla-, si
no de mutaciones generalizadas que reciben una poderosa adaptación,
pues es el campo bioplasmico entero quien procede a la adaptación y
reajuste generalizado, de la totalidad de las formas de la biomasa en
función de las necesidades evolutivas y de conservación de la materia
viviente. Las necesidades de conservación hacen frente a los cambios
geológico-climáticos que tienen lugar en el planeta.
Hay que señalar que la adaptación y evolución, aunque coincidan
fenomenologicamente, se diferencian ontológicamente. La adaptación
expresa las configuraciones morfológicas de la materia viviente, en
función de las condiciones geológico-climáticas y sus variaciones; En
tanto la evolución expresa el proceso de desarrollo intrínseco de la
materia viviente hasta alcanzar la autodiscriminación perceptiva o
conciencia.
Este desarrollo morfológico de la materia viviente, da lugar a la
formación de estructuras cada vez mas complejas, que permiten a
partir de la discriminación perceptiva, alcanzar la
autodiscriminación perceptiva. Pero las formas concretas que sigue
este desarrollo de la materia viviente en su proceso evolutivo, desde
el reflejo cinéticamente activo frente a la erosión del medio hasta
la conciencia, son tan numerosas y variadas como variaciones
geológico-climáticas y transformaciones se produzcan en el medio
originario.
Como sabemos la materia viviente se compone mayoritariamente de
elementos ligeros, los cuales se encuentran en estado gaseoso, solido
y liquido a la temperatura del medio que contiene la materia
viviente, elementos que deben tener la cualidad de formar largas y
complejas moléculas, lo que si bien no implica que estos elementos
tengan que ser necesariamente los mismos, si que determina que deben
cumplir funciones semejantes, pues aunque existan en el universo
diferentes variedades de materia viviente, en tanto que materia
viviente debe poseer cualidades funcionalmente semejantes. De modo
que en otros lugares con unas condiciones ambientales diferentes, el
elemento articulador de las moléculas de materia viviente puede ser
un elemento distinto del carbono. Señalaremos que esto no equivale a
un pronunciación, pues en las condiciones de la Tierra seria difícil
encontrar un elemento que posea las propiedades de ligereza,
versatilidad y estabilidad que posee el carbono como elemento.
Volviendo al problema del desarrollo de la conciencia tenemos, que
esta se expresa y manifiesta como un producto del desarrollo de la
discriminación perceptiva hasta transformarse en autodiscriminación
perceptiva. A su vez el desarrollo de la discriminación perceptiva,
es un producto del desarrollo de la motricidad reproductiva, hasta
transformarse en automotricidad en los animales.
Esta creciente motricidad, se manifiesta plenamente en los peces pues
en ellos la motricidad expresa el desarrollo de la percepción, siendo
su aparato locomotor plenamente diferenciado del cuerpo y basado el
la acción muscular de los miembros locomotores sobre el medio.
El objetivo de este capitulo es el establecimiento de la concepción
animista del mundo, para comprender la cual tenemos que asumir el
desarrollo de la conciencia como el estadio evolutivo superior de la
materia viviente.
Los homínidos se originaron a partir de un mono antropoide primitivo,
que vamos a llamar procónsul aunque no se corresponda con este. El
proceso evolutivo determino el nacimiento del Procónsul, el cual era
un mono erguido que vivía en hordas compuestas de varias hembras y un
macho dominante. Esta especia había alcanzado el limite posible de la
discriminación perceptiva teniendo la organización social mas
desarrollada de los mamíferos superiores.
El desarrollo de la autodiscriminación perceptiva, no podía venir
determinado por una adaptación de los individuos de la especie al
medio, sino de una evolución que implicara una adaptación fisiológica
a la horda y colectiva al medio por parte de la horda. Se trataba de
un cambio esencia donde el fenotipo dejaba de ser el individuo de la
especie y pasaba a serlo la horda. Se trataba de una mutación de la
conducta sexual o social, de transformar la poligamia del macho
dominante en la horda, en poliandrogamia endogama.
Tal mutación de la conducta sexual fundamentada en el principio de
exclusión de todos los otros machos del comercio sexual con las
hembras de la horda, representaba una renovación radical que
liquidaba el monopolio del macho dominante.
La monogamia y la poligamia son formas de relación sexual en la
naturaleza, pero no así la poliandria y la poligamia combinadas. La
poliandria implicaba una revolución social que sentó las bases del
proceso evolutivo de la especie humana. Tal cosa fue posible en
función del elevado desarrollo de la discriminación perceptiva
alcanzada por los procónsules y la intensa cooperación de las hembras
de la horda cara a la cría de los cachorros.
Siendo este conjunto de características, conjugadas con la presión
del medio sobre la colectividad de machos jóvenes expulsados, las que
dieron los primeros intentos con acciones colectivas que llevaban a
la muerte del macho dominante y, finalmente a la restauración de la
poligamia, al estallar la lucha entre los diferentes machos.
Esta situación se debió repetir varias veces con una relativa
frecuencia, hasta que finalmente, tras la ultima restauración y un
prolongado paréntesis, se produjera la instauración definitiva del
régimen poliandrogamico endogamo, al participar colectivamente las
hembras y machos en la expulsión colectiva del macho dominante.
Tenemos pues que la evolución humana se diferencia de la evolución
biológica de las otras especies, en que se contenido se articula en
función del desarrollo de la conducta sexual poliandrogamica. El
nacimiento y consolidación de las relaciones sexuales
poliandrogamicas, determina la evolución fisiológica entre el
procónsul y homo sapiens. Del mismo modo que el régimen social
poliandrogamico da nacimiento al proceso de producción social, en
donde se pasa de la mera recolección de alimentos y al uso accidental
de instrumentos que ayudan a la recolección, a la recolección de
útiles de defensa e instrumentos que ayuden a la recolección de
alimentos.
El régimen social poliandrogamico es el elemento determinante de la
evolución desde el procónsul al homo sapiens, siendo los instrumentos
y el desarrollo de la conciencia y su instrumento el lenguaje, el
producto del devenir dialéctico del régimen poliandrogamico. El
devenir dialéctico del régimen poliandrogamico, es la fuerza motriz
que impulsa la evolución fisiológica y social del procónsul al homo
sapiens.
Hemos definido de un modo concreto cual es la raíz de la evolución
humana, así como la configuración de una situación en la cual se
produce la formación del yo emocional inductivo.
A partir de este punto se desarrolla la exogamia, frente a la
endogamia primitiva de la horda, que expresa la transición de la
horda a la civilización. El devenir dialéctico de la exogamia
determina el nacimiento de la agricultura, la división del trabajo,
la formación de la aristocracia, dando lugar a la formación del yo
emocional deductivo. De este modo entre el estado de casta y la horda
poliandrogamica exogama se nos dibuja una etapa de transición entre
la horda y la civilización. Transición que constituye el devenir
dialéctico de la exogamia como fuerza motriz de la evolución social y
psicológica.
La concepción animista del mundo nace y se desarrolla, en función de
este proceso de devenir dialéctico de la poliandrogamia endogama,
siendo el totemismo un proceso posterior en su sentido negativo y
restrictivo. El animismo y el totemismo positivos, son alterados por
el desarrollo de la exogamia, la cual expresa el desarrollo negativo
de los mismos (animismo y totemismo), determinando esta misma
exogamia el desarrollo negativo de la poliandrogamia. Conviene no
olvidar que el transito de la horda a la civilización, esta
determinado por el desarrollo negativo de la poliandrogamia.
Tenemos ya claramente establecida la doble cuestión, que constituye
el proceso de formación de los «yoes» emocional inductivo y
emocional deductivo, que expresarían la configuración de la dualidad
de la conciencia en sus dos aspectos, pues el yo emocional deductivo
se formarla por sublimación arquetípica, de un conjunto de
prohibiciones totémicas preceptivas.
De este modo tendríamos como producto de este proceso la formación o
configuración, de lo que constituye la subconsciencia o conciencia
emocional, que vendría definida como el proceso de configuración del
medio psíquico a partir del devenir dialéctico de la poliandrogamia y
de la exogamia.
La poliandrogamia como forma positiva de la conducta sexual y la
exogamia como forma negativa, expresan en su devenir dialéctico la
configuración concreta de las relaciones sociales de producción.
La conducta sexual constituye la forma primaria de las relaciones
sociales de producción, siendo esta conducta sexual la que expresa la
configuración concreta de las mismas, pues de hecho la conducta
sexual no es independiente sino que forma parte de las relaciones
sociales de producción.
Sin embargo hemos de señalar que la conducta sexual no determina no
configura, sino que que forma parte de la relaciones sociales de
producción. O sea la conducta sexual no determina sino que constituye
el eje sobre el cual se articulan las relaciones sociales de
producción, al tiempo que el desarrollo de las fuerzas productivas
determina el fenómeno inverso, haciendo que la conducta sexual se
articule en función de las relaciones de producción imperantes. La
poliandrogamia y la exogamia, expresan los dos procesos en su doble
sentido, el ascendente y el descendente.
Podríamos decir que la fase de la poliandrogamia endogama que da
lugar a la formación del yo emocional inductivo, corresponde a la
fase en el que el pleno desarrollo de la conducta sexual
poliandrogama endogama, determina e impulsa el desarrollo de las
fuerzas productivas, articulándose las relaciones de producción sobre
la sexualidad poliandrogamica endogama.
En tanto que en la otra fase es la exogamia o desarrollo negativo de
la conducta sexual, la que define el desarrollo de la tercera fase.
Es curioso señalar la teosofía o forma mas desarrollada de idealismo
burgués hable de la tercera raza, la cual corresponderá al homo
sapiens, siendo su pecado de bestialidad la poliandrogamia endogama,
que purificada o purgada por el desarrollo de la exogamia llevarla a
la civilización aristocrática. Proceso este que coincidiría con lo
que la antropología teosófica denomina o mejor dicho da el nombre de
transición de la tercera a la cuarta raza. De este modo la
dialéctica materialista que preside el desarrollo de la civilización
es velado por la teosofía, que lo convierte en una sucesión de razas
y cataclismos cíclicos, con el único fin de negar el materialismo
dialéctico e histórico. El materialismo histórico rige la evolución
humana desde la Revolución Electradipica hasta el día de hoy.
Nuestra mención a la teosofía obedece a poderosas razones, que los
lectores comprenderán a medida que vallan leyendo el libro. Por ahora
me limitare a señalar que la metafísica teosófica es la expresión
mas elevada de la contrarrevolución ideológica burguesa, siendo su
objetivo la negación del materialismo histórico.
Hemos de señalar que el proceso de formación de la conciencia, es el
proceso de desarrollo explícito del conocimiento implícito que esta
contenido en la percepción en general y en la discriminación
perceptiva en particular.
De esta forma la poliandrogamia como régimen social, expresa la
objetivización de la realidad concreta de los individuos, o sea la
poliandrogamia se establece en la horda al producirse la
autodiscriminación perceptiva de los contenidos sociales de la horda,
sobre la existencia de una serie de situaciones de poliandrogamia
accidental, generadas por la muerte del macho dominante bajo el
ataque de un grupo de machos. Este ataque determinaba finalmente la
restauración de la poliandrogamia, al estallar poco después la
rivalidad entre los machos.
Pero al mismo tiempo la repetición de este fenómeno, determinaba
finalmente la generalización colectiva de este proceso, que
finalmente a través de una serie de situaciones contingentes
determino la realización del determinismo implícito de la materia
viviente de alcanzar el dominio del medio donde vi vi a, en función de
la ley del desarrollo desigual y combinado, dando lugar a una
mutación colectiva de la conducta social de las diferentes hordas de
procónsules.
El desarrollo desigual y combinado del proceso evolutivo, determino
que la mutación de la conducta social de los procónsules se diera de
una forma generalizada, con independencia de que el conjunto de
procesos fueran diferentes. A partir de aquí es cuando la selección
natura comenzó a actuar, determinado en algunos antropoides un
desarrollo especializado y una regresión aun conservando la conducta
social poliandrogamica, dando lugar a que en algunos se produjera
una regresión mayor. En tanto que las especies que evolucionaron
hacia la hominización, dieron lugar a diferentes lineas evolutivas
entre las cuales a través de la selección natural solo sobrevivió la
que dio nacimiento al homo sapiens. Los antropoides actuales
exceptuando al homo sapiens, representan el producto de las lineas de
modo antropoides que no pudiendo en función de la selección natural,
evolucionar hacia la hominización realizaron un especialización
regresiva conservando algunos de sus rasgos.
La revolución electradipica, sentó las bases de las mutaciones que
condujeron a la aparición del homo sapiens. Siendo la poliandrogamia
la objetivización intuitiva de la realidad social, la cual llevo a la
Revolución Electradipica que estableció el régimen poliandrogamico.
A partir de aquí se comienzan a desarrollar las ideas-imágenes, que
se combina con el desarrollo simultáneo del lenguaje mímico y
acústico, en función del cual se expresan estados de animo cada vez
mas complejos por medio de gestos y sonidos, que conducen a la
formación del lenguaje por asociación anímica de las ideas-imágenes a
los sonidos y gestos.
La conciencia monomica diferencial o yo emocional inductivo, esta
constituida por las ideas-imágenes; en tanto que la conciencia
monomica integral o yo emocional deductivo, esta constituida por las
ideas concepto. De la síntesis de las ideas-imagen e ideas-concepto
nace el yo intuitivo o emocional inductivo, que constituye la
conciencia monomica unificada.
De esta forma nos vamos acercando al punto concreto de nuestro primer
capitulo, o sea la concepción animista del mundo. La concepción
animista del mundo parte de la propia experiencia y es el reflejo de
que el fundamento de la conciencia es la autodiscriminación
perceptiva. Siendo esta autodiscriminación perceptiva el principio de
la percepción psíquica, pues la conciencia es el producto de la
autodiscriminación perceptiva o percepción psíquica.
Las fases inferiores de la conciencia monomica, tienen en su
contenido de autodiscriminación perceptiva un carácter puramente
inductivo descriptivo, siendo en la siguiente fase o sea cuando se
produce el paso a la conciencia monomica unificada, cuando esta
adquiere un carácter inductivo-interpretativo.
La conciencia prebinomica por su parte desarrollo un contenido
inductivo por medio de una forma deductiva, en donde se subliman el
conjunto de los contenidos negativos de la exogamia como normas de
carácter positivo.
En la conciencia monomica se trata de asimilar y comprender la
naturaleza elemental, en tanto en la conciencia prebinomica se trata
de establecer la relación entre la naturaleza elemental inferior y
la naturaleza cósmica superior, señalando el paso de un animismo
elemental a un animismo cósmico.
En los capítulos sucesivos desarrollaremos los temas contenidos en
este primero. Hemos de señalar que el objetivo del capitulo ha sido
dar un contenido ontológico general, sin el cual los otros capítulos
hubieran carecido de una base firme sobre la que descansar.
Antes de terminar señalaremos que la percepción psíquica expresa la
transición desde la discriminación perceptiva a la autodiscriminación
perceptiva, en tanto que la conciencia es el producto acumulado de la
autodiscriminación perceptiva; teniendo el desarrollo de la
autodiscriminación perceptiva lugar en conjunción con la evolución
libidinosa de adaptación individual y colectiva al medio social. Todo
lo cual es un producto del régimen social poliandrogamico, que al
suprimir la poligamia, determina la autodiscriminación perceptiva,
dando lugar a una linea evolutiva fisiológicamente libidinosa,
tendente a fomentar la cohesión de la horda frente al medio ecológico
que la contiene, dando lugar al transito evolutivo del procónsul al
homo sapiens.
Esta primera fase expresa el desarrollo positivo de la poliandria, en
tanto que la transición de la horda humana
a la civilización expresa el desarrollo negativo de la poliandria,
manifestado en la institución social de la exogamia.