LA CONQUISTA DEL PAÍS DE MORFEO CAPITULO II – El Tótem Como Alianza Entre la Tribu y las Fuerzas de la Naturaleza.

EL TÓTEM COMO ALIANZA ENTRE LA TRIBU Y LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA

El concepto de tribu vamos a usarlo en un sentido impreciso,

refiriéndonos indistintamente a una horda o a un grupo de hordas

interrelacionadas. entendiendo por tal todo grupo primitivo, simple

como en caso de la horda, con una estructura social mas compleja.

A este respecto vamos a utilizar el termino horda para denominar el

llamado matrimonio por grupos o sistema social poliandrogamico,

haciendo la distinción entre hordas endogamas y exogamas. Con

respecto a la gens, hay que señalar que esta es una organización

derivada de la exogamia y que implica un origen común de una serie de

gentes con respecto a la horda. Siendo precisos diriamos que todos

los miembros de una gens, podrían ser descendientes de una misma

horda, decimos podrían ser, debido a que la exogamia no solo podría

derivarse por fragmentación de una horda en función del crecimiento

de la misma, sino por articulación de varias hordas independientes en

su origen; pero estas hordas independientes en su origen, podrían por

incidencia o colisión geográfica llegar a articularse frente a la

presión de otras hordas o del medio, en una unidad superior

fundamentada sobre la exogamia.

En primer lugar debemos señalar que toda acción humana obedecía a un

objetivo o intención, como un cadáver que al perder el alma o vida

dejaba de ser lo que era, que todo movimiento debela estar animado

por un espíritu o alma; que en esencia lo mismo debía ocurrir con los

fenómenos meteorológicos como el viento y la lluvia, pues si alguien

soplaba sobre las hierbas o arrojaba agua, se producía el mismo

fenómeno que cuando llovía o hacia viento.

En estas condiciones todo cuerpo y todo ser estaba animado por un

espíritu o alma, que de un modo concreto determinaba que la vida

fuera el movimiento y el espíritu. Hemos de señalar que la

conciencia tiene su raíz en la autodiscriminación perceptiva, de modo

que la autodiscriminación perceptiva como origen de la conciencia y

fuerza motriz de la interpretación del mundo, determina que la

humanidad primitiva proyecte su conciencia sobre la naturaleza

animada y, sobre los movimientos geológicos, meteorológicos y

astronómicos.

La conclusión de esta proyección era que la naturaleza entera estaba

gobernada por espíritus semejantes a los que controlan el cuerpo

humano, los cuerpos de los animales, las lluvias, el viento, las

aguas, el Sol, la Luna, etc.

El animismo es la objetivización de la conciencia humana como fuerza

motriz independiente, como base y raíz de la totalidad de los

fenómenos, que la humanidad primitiva ve, observa y siente.

De esta forma se atribuye conciencia a todo lo que se mueve y existe,

hasta el punto de que puede decirse que el animismo es la raíz sobre

la que descansa la primera concepción e interpretación del mundo, así

como la forma primaria del comportamiento interpretativo.

De esta forma el animismo determina a su vez la necesidad de conocer

y dominar el medio, o mejor dicho la necesidad no viene dada por el

animismo, sino que este es el instrumento por medio del cual se trata

de realizar la necesidad de conocer y dominar el medio, para lo cual

se busca la alianza entre los espíritus que gobiernan las fuerzas

naturales de las que depende directamente la existencia de la tribu.

En esta primera fase no hay relaciones de tipo negativo, pues la

exogamia no constituye una necesidad social, motivo por el cual no

existen exigencias de contraprestraciones por parte del tótem a la

tribu.

Podemos decir que de este modo se establece el conocimiento por

proyección de la propia conciencia, y se desarrollan dos aspectos

del animismo, uno de ellos la comunicación e introspección con la

naturaleza, el otro inicio de la utilización de las fuerzas naturales

en beneficio humano.

Los ritos mágicos colectivos de la tribu les permiten discriminar de

una manera inductiva la acción de las fuerzas naturales, penetrar y

deducir por analogía animista, las leyes de la naturaleza analógica,

constituida por la conciencia monomica que les pone visualmente en

contacto con las fuerzas de la naturaleza y sus personificaciones, al

tiempo que por medio del campo bioplasmico siguen los desplazamientos

de los animales, obteniendo la información y el conocimiento de la

vida animal, así como la sensación de las estaciones, que determinan

las idas y venidas de los animales.

De esta forma la horda poliandrogama endogama, que forma un todo

orgánico sobre la base de la comunión sexual, expresa un desarrollo

del conocimiento de la naturaleza, y una acción colectiva sobre las

fuerzas de la naturaleza con la cual están en conexión bioplasmica, o

sea con los espíritus de la naturaleza, como denominan al campo

bioplasmico modulado generado por la biomasa.

Campo que actúa como modulador biológico de la corriente o campo

plásmico solar, determinando a su vez una adaptación-regulación de la

energía solar, que recibe una modulación biológica, haciendo la

atmósfera de electrodo introductor de esta modulación, al ser

polarizada por el campo bioplasmico de la biomasa.

Sobre esta comunión de los miembros de la tribu en función de la

poliandrogamia endogama, descansa lo que podríamos denominar el

animismo primitivo, que se basa en la proyección objetiva de la

comunión sexual endogama, que se traduce en una alianza o comunión

positiva entre el tótem y la tribu.

Hemos establecido que el animismo de la horda endogama expresa

respecto a los espíritus o fuerzas naturales una comunión positiva

sin contraprestaciones negativas, como ocurre posteriormente cuando

la exogamia aparece como una institución reguladora del orden social.

Como hemos dicho el desarrollo posterior de la exogamia, determina

una modificación del tótem en su relación con la tribu y los miembros

que la forman. La necesidad de una articulación social superior a la

horda, determina por parte de la tribu la necesidad de vencer el

particularismo de la horda, configurado por la endogamia. la

necesidad de incrementar la capacidad de respuesta frente a la

presión del medio o de otras hordas/ determino con toda probabilidad

la necesidad de crear una unidad de varias hordas. Esta unidad de

hecho determino una superación del particularismo de las hordas en

principio, en las fases de cooperación positiva, en función de la

exogamia preceptiva; o sea planteando la exogamia como norma general

y como expresión puramente positiva de la unidad social superior a la

horda.

Sin embargo la exogamia no podía vencer el particularismo que la

endogamia generaba en cada horda y sus miembros, cuando llegaban los

momentos críticos y difíciles.

Comprobada la influencia negativa del particularismo endogamo, se

llego finalmente a la conclusión de que el tótem estaba contra la

unidad, de modo que se planteo que el tótem permitiera que fuera

posible la unidad venciendo las dificultades que se oponían a ella.

Hay que señalar que el razonamiento no fue silogístico o deductivo,

si no intuitivo; lo que nos sitúa ante el hecho de que la necesidad

es percibida, pero al planteamiento del problema y la solución del

problema no son percibidos en forma separada sino formando una

unidad. Afinando mas di riamos que la conciencia emocional, es incapaz

de diferenciar el planteamiento de un problema y su solución, de modo

que produce conjuntamente ambos o no produce ninguno.

De esta forma la consulta al tótem para lograr la unidad de las

hordas y el favor del tótem en dicho propósito, frente a las adversidades

que determinaban la ruptura de la unidad, se resolvió en función de

un razonamiento intuitivo. Esto no esta tan alejado de la

civilización burguesa, en donde se razona que si se cumplieran las

normas éticas y legales no habría problemas, pasando por alto que la

base de la conducta y del particularismo antisocial son las

relaciones sociales de producción burguesas, que están cimentadas

sobre el particularismo social de la propiedad privada, que

constituye una forma de apropiación del plusproducto social por parte

de un aparato administrativo burgués, que descansa sobre las

relaciones derivadas de la propiedad privada sobre los medios de

producción, y que originariamente se fundamenta en la creación de una

superestructura que constituyo el estado de casta al crearse la

agricultura extensiva.

Pero volviendo a nuestro tema señalaremos que finalmente la

necesidad orgánica de obtener una unidad social cohesionada frente a

la presión del medio, libre de los avalares del particularismo

endogamo y de la manifestación negativa de la endogamia frente a la

unidad suprahordica, llevo finalmente al establecimiento de la

endogamia negativa.

La exogamia negativa llevaba implícitamente la ampliación de la

tribu, pues la relación entre las hordas no rivales era la exogamia;

pero a partir de este momento, la exogamia llevaba la prohibición

explícita de la endogamia. De esta forma tenemos el inicio del

totemismo negativo, en tanto que comenzaba la poliandrogamia exogama,

dando inicio al transito desde el salvajismo a la civilización. Que

expresa la forma negativa, que crea las bases de la propiedad

privada, a medida que el crecimiento demográfico tiende a causar la

dispersión, pues de hecho la horda endogama tiene un limite a partir

del cual, su crecimiento tiende a fragmentarla creando nuevas

unidades independientes, que en función de su particularismo

endogamo, tienden a debilitar la capacidad de respuesta frente al

medio. Determinado esta perdida de capacidad de respuesta frente al

medio o mejor dicho frente a la presión del medio, reforzado todo

ello por la convergencia del particularismo de cada horda sobre un

mismo territorio, la necesidad de establecer un pacto o ley humana

dictada por medio del tótem, ante la imposibilidad de sostener las

conquistas alcanzadas frente al medio, sobre la base de la ley

natural de la horda articulada sobre la poliandrogamia endogama.

De esta forma el desarrollo de las fuerzas productivas, que en esta

primera fase, se manifiesta aparte de los instrumentos, en el

crecimiento demográfico como fuente y motor.

Siendo en esta etapa el crecimiento demográfico, la principal

expresión del desarrollo de las fuerzas productivas, al tiempo

que el particularismo endogamo determina la necesidad de generar una

estructura social, que se articule de un modo creciente sobre la

unidad de las fuerzas productivas de la tribu en su conjunto, que

entran en contradicción creciente con el particularismo endogamo de

la poliandrogamia.

Podemos decir que se pasa de la organización social fundamentada

sobre las relaciones sexuales comunistas, a la organización social

fundamentada sobre la articulación política de la tribu. De esta

forma tenemos que la tribu tiende a articularse sobre bases

políticas, frente a la articulación sexual de la poliandrogamia.

A partir de aquí el tótem comienza a ser la expresión de la represión

de la conducta sexual endogama, y de un modo creciente la conducta

sexual poliandrogama, tiende a sufrir cada vez mayores restricciones,

hasta desaparecer por completo.

Con esto damos por terminado el tema del primer capitulo sobre el

animismo, que hemos completado con el estudio del tótem. Y tenemos

como elemento a destacar, que la introducción de la exogamia como

exigencia del tótem para mantener la alianza entre la tribu y las fuerzas

naturales de las que depende la tribu y su supervivencia, nos define el paso

del totemismo puramente positivo al totemismo negativo; caracterizado

por el hecho de que el tótem regula la conducta individual y

colectiva de los miembros de la tribu, de un modo coactivo.

De este modo el tótem se transforma en la base de la legislación

social, siendo la primera norma social o fundamento de la misma la

exogamia, que al desarrollarse perdiendo su carácter coactivo, se

convierte en el fundamento de la moral.

La conducta sexual exogama es pues la base sobre la cual, se

desarrolla el proceso productivo, que sobre la base de la agricultura

extensiva, determina el desarrollo de la división social del trabajo,

configurando posteriormente la formación de la aristocracia, la

extinción de las relaciones producción tribales y el desarrollo de la

propiedad privada como institución reguladora de las relaciones de

producción, a partir de la cual nace el intercambio mercantil y

posteriormente la producción mercantil con el intercambio de

mercancías entre productores independientes, que finalmente al

generalizarse, liquidando las trabas aristocrático-feudales,

determinan el pleno desarrollo de la propiedad privada burguesa como

fundamento de las relaciones sociales de producción.

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