LA CONFIGURACIÓN DE LA CIVILIZACIÓN Y LA TRANSICIÓN DEL ANIMISMO A LA
CONCEPCIÓN CÓSMICA
La civilización expresa el paso de la economía recolectora a la
economía fundamentada sobre la producción agropecuaria.
Esta transición constituye de hecho el inicio de la división del
trabajo, así como el paso desde un animismo elemental a un animismo
cósmico, que se expresa y configura como el paso de los animales y
seres totémicos a los dioses totémicos, con cuerpos compuestos de
carácter humano y animal.
El animismo cósmico, tuvo con toda probabilidad en su primera fase
una carácter lunar, en tanto que en su fase segunda tuvo un carácter
solar, aunque cabe la posibilidad de que el desarrollo sea algo mas
zigzagueante. De hecho hay dos animismos cósmicos, que son el de los
pueblos turanios y, el de los pueblos llamados por la tradición arios
(entre los cuales se incluyen los judíos mal que les pese a los
antisemitas).
Sobre esta base tenemos que el zodiaco como expresión del animismo
cósmico, define el transito del animismo elemental al superior.
Sin embargo teniendo en cuenta que el zodiaco chino viene expresado
por doce animales, hemos de señalar que en esto no se diferencia del
zodiaco solar, pues de hecho los ciclos del zodiaco chino coinciden
con el movimiento de retrogradación de la Tierra. Correspondiendo
los ciclos de doce años del zodiaco chino a subdivisiones del
zodiaco occidental, en el ciclo cósmico de retrogradación.
Por ello en lugar de perdernos en tediosas definiciones y
comparaciones, partiremos de que el movimiento de retrogradación que
determina las eras, realiza en función de los cincuenta segundos de
retrogradación anuales un periodo completo de retrogradación cada
25920 años, teniendo un grado de dicho periodo zodiacal completo una
duración de 72 años, que corresponde a una sexta parte de un periodo
de 12 años o sea diez minutos del ciclo zodiacal de 25920 años.
De esta forma tenemos que el zodiaco chino constituye el zodiaco
basado en el movimiento de retrogradación de la Tierra, que toma como
dato de referencia la Luna, en tanto que el zodiaco hindú y caldeo
toma por base el movimiento de la Tierra en el sentido
geocéntrico, siendo un zodiaco genetlialógico. El cual a su vez se
enlaza con el lunar si consideramos que el recorrido de los nódulos
es de 18 años. Lo que implica que el desplazamiento de los nódulos
lunares coincide con el gran ciclo zodiacal cada 72 años o sea cada
grado del gran ciclo zodiacal.
Pero volviendo al tema concreto y sin perdernos en estas
definiciones, que por ahora no nos interesan, señalaremos que el
animismo cósmico, refleja el paso de una economía recolectiva a una
economía agropecuaria, donde los ciclos de la naturaleza tienen una
gran importancia para poder prever las épocas de abundancia y
escasez, los momentos mejores para recoger las cosechas, la mejor
hora para los nacimientos, etc. En una palabra el paso de una
economía recolectora, con menores niveles de previsión y organización
social a una economía agropecuaria con una mayor exigencia de
previsión y organización social, determina el paso del animismo
naturalista al animismo cósmico del zodiaco.
La cualidad esencia del totemismo es el desarrollo del conjunto de
comportamientos sociales condicionados, para tener el favor del
tótem, en tanto que a este respecto se comienzan a desarrollar
múltiples totems, así como un tótem que preside a los otros.
La configuración de la conciencia emocional deductiva unificada,
determina el pleno desarrollo del condicionamiento en función del
contenido arquetípico. Contenido arquetípico cuyas características ya
hemos desarrollado en el capitulo anterior.
Los animales totémicos adquieren una dimensión cósmica, que viene
expresada en el desarrollo de unas cada vez mas potentes y complejas
relaciones de producción, que dan lugar a un proceso de dispersión
generado por el desarrollo de las fuerzas productivas, conjuntamente
con una necesidad de centralización, que exige y plantea la creciente
división del trabajo.
El paso del animismo natural al animismo cósmico, es el producto de
la crecimiento división del trabajo generada por la agricultura. Lo que
esencialmente se expresa en un desarrollo y reforzamiento de la
individualidad moral, que define el desarrollo del contenido totémico
en su expresión arquetípica.
Con lo cual se tiende a una sistemática degradación arquetípica de
las formas y modos de comportamientos contrarios a la individualidad
moral.
La cualidad esencial que caracteriza a esta concepción cósmica, es el
desarrollo de la religión, que implica como tal el desarrollo de un
animismo cósmico. Podemos decir que la religión es el paso de un
animismo natural inductivo a un animismo cósmico deductivo.
En este aspecto la religión descansa sobre el proceso de
individualización del tótem y expresa simultáneamente el desarrollo
de las relaciones de producción agropecuarias, que se convierten en
el eje sobre el que descansa la existencia de la sociedad, a
diferencia del animismo natural que corresponde a la economía
recolectora.