EL ZODIACO COMO TÓTEM CÓSMICO
El Zodiaco es el tótem cósmico que regula las relaciones sociales de
producción en la sociedad agropecuaria primitiva.
Hemos definido anteriormente el tótem como la alianza entre la tribu
y las fuerzas de la naturaleza, de las cuales depende la
supervivencia de la tribu. El Zodiaco expresa una alianza entre las
fuerzas cósmicas y la sociedad agrícola, que implica la división y
organización del trabajo; lo que diferencia cualitativamente el
totemismo cósmico del totemismo animista, el cual asume la exogamia
del totemismo animista, para sentar las bases de la división del
trabajo encarnadas en los cuatro elementos que configuran las cuatro
castas.
En este caso la alianza con el tótem cósmico establece la división
del trabajo, del que se expresan como institucionalización de las
castas. Las cuales son determinadas por medio del Zodiaco, de modo
que sobre la base del mismo se determina la casta o trabajo que la
sociedad asigna a cada uno de los que nacen.
De esta forma tenemos que la constitución de las castas y la división
del trabajo, se hizo regulándolo conforme a la ley establecida por
el tótem cósmico, que reglamentaba la vida y la actividad de la
comunidad agrícola, siendo precisamente la creación de una
aristocracia hereditaria, con el consiguiente desarrollo de la
propiedad privada, lo que constituye el fenómeno que los teólogos y
teósofos llaman la confusión de las castas.
El Zodiaco constituye el tótem regulador sobre el que se cimienta la
división social del trabajo que constituye la civilización, siendo
ademas el presupuesto implícito a partir del cual se desarrollan las
relaciones burguesas de producción.
La posterior consideración del mismo elemento genetlialógico, que
determinaban la genealogía de las almas individuales a través de sus
reencarnaciones, expresa y constituye la forma utópica que contiene
el conjunto de las relaciones de producción, sobre las que descansa
la sociedad burguesa en su expresión mas desarrollada. Es esta
transformación final, aquella sobre la que descansa la valoración que
constituye el nacimiento de la aristocracia como clase dominante.
En esencia la casta superior representada por el elemento aire,
representa las almas con una mayor experiencia o numero de
reencarnaciones. La casta gobernante, o sea la aristocracia,
representada por el elemento fuego, aun siendo menos antiguas las
almas que las encarnan, representan a almas con un mayor numero de
reencarnaciones, que las castas inferiores representadas por los
elementos tierra y agua.
Acabamos de ver la naturaleza concreta de la ley karmica, que expresa
la individualización de la monada según el animismo cósmico; ley que
determina el paso de esta por objetos minerales, por la vida vegetal,
la vida animal y finalmente la vida humana.
Después de nacer como hombre o como mujer la velocidad de desarrollo,
evolución o progreso, se expresa en la capacidad de reintegración de
la consciencia humana en la consciencia divina. Reintegración o
comunión que define la vuelta de la monada a su origen divino, pero
con la diferencia de que la conciencia implícita o no desarrollada, se
ha transformado en explícita al desarrollarse, desde su estado de
subconsciencia a un estado de consciencia.
A su vez tenemos que conjuntamente con esto existe el llamado
devakan, o recompensa de la personalidad tras cada reencarnación.
Estando también el avitachi y la ruptura del antakarama, interpretada
como la muerte del alma, al separase el manas inferior del manas
superior.
Así tenemos que la personalidad constituye la forma o valor de uso,
en tanto que la individualidad constituye la medida del valor
abstracto o valor de cambio. La reencarnación con todos sus procesos
implícitos, constituye el conjunto de procesos que llevan a los
valores de usos creados al mercado, en donde deberán llevar a cabo la
realización de su valor de cambio. La adhesión del manas inferior al
cuerpo o sea el triunfo de la personalidad sobre la individualidad,
con la muerte implícita del alma, constituye la no realización de la
mercancía como valor social de cambio.
El cese de la reencarnación y la unidad con Dios, implica la
acumulación como valor de cambio ya inconmovible, en tanto que la
perdida del manas inferior es la perdía del capital acumulado en las
mercancías, las cuales se deterioran como valores de uso sin alcanzar
la suprema función que les esta encomendada, la de individualizarse
como plusvalor. Esta deteriorización que expresa la mercancía no
realizable, implica una reencarnación fracasada, que es abandonada
como indigna por la monada reencarnante o Ego Divino (Capital) en
busca de otra mas digna.
De esta forma el Ego Divino vuelve al seno de la colectividad celeste
(Capital), hasta que la ley karmica determine nuevamente su
reencarnación. La producción capitalista espiritualiza la vida
económica, siendo contenida utópicamente en los grandes ritos de
iniciación de las religiones antiguas.
Los ciclos de expansión y contracción, las destrucciones periódicas,
o sea la ley karmica que rige el cosmos entero, expresa de una forma
utópica o metafísica, las formas de producción capitalistas. La
personalidad realizada, en comunión con la individualidad, o sea el
divino casamiento de la individualidad con la personalidad , es la
plena realización de la mercancía como valor de uso y valor de
cambio y de su subproducto la personalidad burguesa.
Podemos decir que lo fascinante de la teosofía y de la filosofía
esotérica y gnóstica, es que expresa de forma metafísica, lo que es
el conjunto de las relaciones burguesas de producción; de modo que a
nivel de la renovación de la vida humana que proponen, su renovación
concretada y generalizada seria un movimiento de masas
contrarrevolucionario.
Pero volviendo a nuestro tema tenemos claramente establecido, que la
liberación que plantea el esoterismo, implica la reconciliación con
la alienación social, que es asumida como imperativo categórico,
trascendiendo la personalidad burguesa o valor de uso, para exigir la
subordinación a la individualidad burguesa o valor de cambio.
La Plusvalía implica la realización de la mas alta expresión
espiritual, o sea la acumulación del plusvalor o plustrabajo social
como capital, el cual actúa y mueve los elementales, constituidos por
las maquinas, las fuerzas de trabajo, etc.
Puede decirse que el capital como valor social es quien rige el
mundo, actuando a través de una hueste innumerable de todo tipo de
capitales, que rigen y mueven el macrocosmos social. El capitalista
individual que se sumerge en el gran espíritu universal o capital,
con su intuición adquiere la sabiduría suprema, que le permite
realizar el conjunto de encarnaciones mercantiles, que permiten a su
capital o monada reencarnante, el realizarse continuamente a través
de encarnaciones provechosas, que aumenten el plusvalor y permitan su
acumulación como entidad espiritual o capital.
El avitachi la muerte del alma en Kama Loca, expresa de hecho el mal
karma de las mercancías, de los productores que se comportan en
desacuerdo con la divina ley karmica. La muerte del alma animal en
kama loca, es el proceso de desintegración y destrucción de la
mercancía.
La crucifixión del espíritu o capital en la materia, encarnada por la
mercancía que concurre al mercado o mundo kamarrupico, expresa el
conjunto de reencarnaciones que ha de pasar el espíritu, para
adquirir experiencia antes de poder reintegrarse al Ego Divino, o
expresión abstracta general del capital como potencia social.
De hecho esta es la misma cuestión que tenemos, cuando planteamos que
la actividad personal se ponga al servicio de la social. O sea cada
productor particular, debe procurar adaptar su producción a las
necesidades de la demanda social, pues solo así recibirá el premio de
las espirituales leyes karmicas, permitiendo que su mercancía no se
destruya y, realizándose como plusvalía se transforme finalmente en
capital, como la expresión mas elevada del espíritu.
A este respecto creo que a nadie escapara el hecho, de la profunda
relación que existe entre las relaciones de producción burguesas mas
desarrolladas y la antigua filosofía metafísica, que contiene y
expresa de forma utópica las relaciones burguesas de producción y su
subproducto la personalidad burguesa.
No es casual que en la etapa de decadencia y crisis de la burguesía,
en la fase de descomposición del capitalismo (la etapa imperialista),
prolongada en función del estancamiento de la revolución proletaria
en su fase inferior, se produzca un redescubrimiento de la filosofía
antigua, pues de hecho esta filosofía antigua es la expresión mas
desarrollada de la concepción burguesa del mundo, siendo el objetivo
de este relanzamiento de la antigua filosofía metafísica una
«revolución espiritual» que sofoque la revolución proletaria.
Volviendo al tema diremos que el Zodiaco en un principio, comenzó
siendo el tótem cósmico regulador de las relaciones sociales de
producción. De modo que en régimen de producción burgués, los
comportamientos condicionados de la sociedad de castas, se han
transformado en comportamientos incondicionados. La exactitud de las
predicciones así como la coincidencia entre los datos del tótem
cósmico y los comportamientos particulares, descansan en el hecho
indiscutible, de que estos comportamientos del tótem cósmico o
Zodiaco, se han convertido en parte integrante de la personalidad
burguesa.
Así tenemos que la individualidad tiene un arquetipo, la personalidad
otro, y la configuración física otro. A lo que hay que añadir las
cualidades caracterológicas, representadas por los planetas. A los
elementos sigue el tipo de actividad, que corresponde a las
triplicidades. Siendo la fija representante del movimiento de
traslación, y correspondiendo a la individualidad. La mutable
representando al movimiento de la Luna y correspondiente a la
personalidad. La cardinal corresponde al movimiento de rotación de la
Tierra, identificándose con el cuerpo físico.
Así tenemos que los cinco planetas con el Sol y la Luna representan
la diferencia entre la individualidad y la personalidad. La Luna rige
la conciencia emocional inductiva, en tanto que el Sol rige la
conciencia emocional deductiva. Así tenemos los seis arquetipos de la
individualidad, que corresponden a las castas superiores de la
primitiva sociedad de castas, que son complementados con los seis
arquetipos correspondientes a la personalidad que definen a las
castas inferiores.
La Luna rige la personalidad teniendo su casa en Cáncer, el Sol la
individualidad teniendo su casa en Leo. A este respecto tenemos que
la casa de la individualidad corresponde a un signo o arquetipo fijo,
en tanto la casa de la personalidad corresponde a un signo o
arquetipo cardinal.
Las cualidades solares y lunares están expresadas por los cinco
planetas regentes, de modo que tenemos: Marte cuya cualidad o
regencia solar le corresponde a Aries, siendo Escorpión su regencia
lunar. Venus cuya regencia lunar es Tauro, siendo Libra su regencia
solar. Luego tenemos Mercurio cuya regencia solar es Géminis, siendo
Virgo su regencia lunar. Júpiter cuya regencia solar es Sagitario,
tiene su regencia lunar en Piscis. Saturno tiene su regencia lunar en
Capricornio, en tanto su regencia solar es Acuario. A todo ello hemos
de hacer una matización, pues tradicionalmente se llama a los mismos
regencias nocturnas o personales, frente a las regencias diurnas o
individuales.
Los otros planetas como Urano, Neptuno y Plutón, se consideran
manifestaciones particularizadas de la autoconsciencia individual
(Urano), de la autoconsciencia personal (Neptuno), y de la sabiduría
en su expresión dual (Plutón); de forma que la consciencia individual
se asocia al signo de Acuario, la consciencia personal al de Piscis
y, la sabiduría en su doble versión como integración en el Ego
divino (virtud) o toma del cielo por asalto (pecado), se corresponde
con el signo de Escorpión.
Conviene no olvidar que el Zodiaco en su gran ciclo recorre un camino
inverso, de modo que ahora que vamos a entrar en la llamada era de
Acuario, tenemos que podemos considerar que la terminación de Piscis
donde los peces que nadan en dirección contraria representan la toma
de consciencia de la contradicción entre la individualidad y la
personalidad (contradicción entre el valor de uso y el valor de
cambio), implicando tal proceso la crucifixión y la
autodesintegración para volver al Alfa (acuario) después de alcanzar
el Omega (Piscis).
Estas cualidades se expresan concretamente en una inversión de las
triplicidades fijas y cardinales, pues la regencia cardinal positiva
de Marte en Aries, se transforma en regencia fija negativa en
Escorpión; la regencia fija negativa de Venus en Tauro, se transforma
en regencia en regencia positiva cardinal en Libra; la regencia
positiva fija de Saturno en Acuario, se transforma en cardinal
negativa en Capricornio.
Si partimos de considerar que la conciencia emocional inductiva
unificada, es anterior a la conciencia emocional deductiva, tenemos
el ármente expresado un hecho que nos puede definir en este orden el
proceso de formación de la conciencia. Sin embargo la conciencia
emocional inductiva es cardinal, en tanto la deductiva es fija de
modo que tenemos:
CONCIENCIA EMOCIONAL INDUCTIVA
1) Conciencia emocional inductiva diferencial. La cual estaría
representada por Marte con signo positivo.
2) Conciencia emocional inductiva integral. La cual estaría
representada por Venus con signo positivo.
3) Conciencia emocional inductiva unificada. La cual estarla
representada por Saturno con signo negativo.
Los tres niveles de la conciencia emocional inductiva están
representados por Capricornio.
CONCIENCIA EMOCIONAL DEDUCTIVA
a) Conciencia emocional deductiva diferencial. Esta representada por
Marte, siendo su signo negativo.
b) Conciencia emocional deductiva integral. Esta representada por
Venus con signo negativo.
c) Conciencia emocional deductiva unificada. Esta representada por
saturno con signo positivo.
Los tres niveles de conciencia emocional deductiva estarían
representados por Acuario. A su vez la Luna y el Sol expresarían
simbólicamente cada uno de estos rasgos y cualidades, que de un modo
concreto caracterizan el elemento positivo o negativo.
CONCIENCIA RACIONAL INDUCTIVA
1) Conciencia racional inductiva diferencial. Representada por el
Sol siendo su signo positivo.
2) Conciencia racional inductiva integral. Representada por Mercurio,
siendo su signo positivo.
3) conciencia racional inductiva unificada. Esta representada por
Júpiter, su signo es positivo.
Los tres niveles de la conciencia racional inductiva están
representados por Leo.
CONCIENCIA RACIONAL DEDUCTIVA
a) Conciencia racional deductiva diferencial. Representada por La
Luna con signo negativo.
b) Conciencia racional deductiva integral. Representada por Mercurio
con signo negativo.
c) Conciencia racional deductiva unificada. Esta representada por
Júpiter con signo negativo.
La conciencia racional deductiva esta representada por Cáncer.
SÍNTESIS GENERAL DE LA CONCIENCIA
A) Conciencia emocional unificada. Esta representada por Urano como
planeta y Acuario como signo.
B) Conciencia racional unificada. Esta representada por Neptuno como
Planeta y Piscis como signo.
C) Conciencia modular. Esta representada por Plutón como Planeta y
Escorpio como signo.
Sobre este particular tenemos ya formulada con toda precisión los
elementos en su expresión mas desarrollada, como son los cuatro
niveles de conciencia representados a su vez por los cuatro
elementos. La tierra que corresponde a la conciencia inductiva
emocional, el aire a la conciencia emocional deductiva, el fuego a la
conciencia racional inductiva y el agua a la conciencia racional
deductiva.
De esta forma las cualidades del Zodiaco como tótem cósmico y su
relación con los elementos y el contenido totémico del proceso de
desarrollo de la conciencia humana han quedado establecidos, de modo
que hemos establecido el esbozo de una psicología firmemente asentada
sobre el materialismo dialéctico.
Solo una integración plena de la psicología totémica dentro del
materialismo dialéctico, analizando e integrando dentro del
materialismo dialéctico la conducta totémica podía permitir la
creación de una verdadera psicología marxista.